lunes, abril 09, 2007

Notitas Sueltas

El sueño iraní de Europa
Charles Tannock

Después de varias semanas de una crisis desatada por la captura ilegal de 15 marinos ingleses por parte de Irán, el enfoque indeciso y contradictorio de la Unión Europea está empeorando las cosas. Ante un país cuyo líder está empeñado en adquirir armas nucleares, los líderes de la UE sencillamente vacilan porque temen que el incendio en el vecino Irak se extienda de alguna manera.

La última crisis muestra de nuevo que no se puede confiar en el presidente Mahmoud Ahmadinejad. Tras la emboscada a las fuerzas inglesas, las autoridades iraníes encubrieron su ubicación exacta al momento de la captura. Posteriormente el gobierno británico demostró que estaban en aguas territoriales iraquíes operando con la autorización de las resoluciones de la ONU y con el consentimiento expreso del gobierno iraquí.

Lo que Ahmedinejad quiere, aparentemente, son elementos de negociación para lograr la liberación de seis iraníes que estaban ayudando a la insurgencia iraquí antes de ser capturados por Estados Unidos. La renuencia de la UE a igualar el tono duro de Estados Unidos hacia Irán lo está envalentonando. Ahmedinejad puede percibir a una comunidad internacional dividida y, al igual que Kim Jong-il de Corea del Norte, otro líder paria, está aprovechando esa división a cada oportunidad.

La combinación particularmente peligrosa de un Irán con capacidad nuclear, que busca alentar a los chiitas en los Estados del Golfo para que se levanten contra sus amos sunitas, junto con el misticismo milenario de Ahmedinejad supone una amenaza existencial para Israel, al que Ahmedinejad ha amenazado con "borrar del mapa". También se corre el riesgo de que se desencadene una carrera armamentista nuclear en Medio Oriente. Y, si Irán logra adquirir misiles balísticos de largo alcance, la amenaza a la seguridad será global.

En efecto, el concepto establecido de disuasión nuclear por medio de la "destrucción mutua asegurada" (MAD), que mantuvo la paz entre la Unión Soviética y la OTAN, podría no funcionar con un gobernante como Ahmadinejad, que cree en los méritos sagrados del martirio. La MAD sencillamente no servirá en el caso de un demente que está guiado por una certidumbre casi mesiánica. Aquellos que piensan que Ahmadinejad es un fanfarrón y un payaso que no está dispuesto a llegar al límite podrían estar malinterpretando esencialmente su sicología.

Ya es tiempo de que los líderes de Europa entiendan la realidad de la situación. No hay que descontar totalmente la posibilidad de degradar el programa de armas nucleares de Irán mediante la fuerza militar, aunque por supuesto debe ser la última opción y sería inmensamente riesgosa incluso si fuera militarmente posible. Sin embargo, hay muchas más cosas que los líderes de la UE pueden hacer para socavar al régimen económicamente.

La importancia del comercio de la UE es enorme para Irán y representa el 40% de sus importaciones y una cuarta parte de sus exportaciones. Los vínculos económicos son históricamente fuertes y están creciendo. Alrededor de dos terceras partes de la industria iraní, la mayor parte controlada por el Estado, depende de las exportaciones mecánicas alemanas, 65% de las cuales incluyeron garantías de seguros a los créditos a la exportación del gobierno alemán en 2005.

Igualmente, el Banco Europeo de Inversiones está facilitando mil millones de dólares para la construcción del oleoducto Nabucco que va de Irán a Austria. Si se concreta, el oleoducto Nabucco hará de Irán un socio indispensable de la UE en cuestión energética. Como órgano de la UE, el BEI debería aplicar una política de inversiones ética. Es difícil conciliar eso con dar préstamos a un país como Irán, que públicamente ejecuta a personas por "desviaciones" sexuales, encarcela a mujeres que protestan de manera pacífica y acalla a los periodistas que critican al régimen.

La UE tiene que decirle a Irán que, a menos que deje en libertad a los rehenes ingleses y modere sus ambiciones nucleares, no recibirá garantías para la exportación. Esa política frenaría en seco el comercio entre Irán y la UE y Ahmadinejad lo sabe. Ya hay signos de inquietud entre los políticos iraníes más moderados, puesto que la mala administración de Ahmadinejad ha comenzado a generar una inflación más alta. Un recorte de las garantías a las exportaciones pondría a la economía iraní –y a Ahmedinejad– en verdadero riesgo.

Las empresas, conscientes de las sanciones de Estados Unidos contra quienes hagan negocios con el régimen, también pueden ayudar. Por ejemplo, British Petroleum (BP) tiene el mérito de haber dejado de invertir en Irán por razones éticas, un ejemplo que otras compañías europeas deberían seguir.

El desprecio del gobierno iraní por la comunidad internacional refleja su desprecio por los derechos humanos y las normas civilizadas. No obstante, el ansia de cambio de los iraníes es clara. A pesar de la represión, la sociedad civil iraní está bien desarrollada y es sofisticada. La popularidad del gobierno de Ahmadinejad se ha desplomado, como lo ponen de manifiesto los resultados de las recientes elecciones locales.

Los líderes europeos tienen que reconocer que ahora es el momento de facilitar el cambio en Irán suspendiendo las garantías a los créditos para la exportación, interrumpiendo el financiamiento del BEI y hablando con una sola voz. Desear que el problema desaparezca por sí mismo sólo lo complicará.


Project Syndicate. El autor es vocero conservador de Asuntos Exteriores en el Parlamento Europeo. Artículo traducido por Kena Nequiz

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