viernes, enero 05, 2007

Notitas Religiosas

Esto está largo, pero es muy interesante...

Ataques contra las religiones organizadas
La religión en la encrucijada

LONDRES, domingo, 3, diciembre 2006 (ZENIT.org).- La religión organizada está recibiendo duras críticas. El cantante inglés Elton John afirmaba que la religión convierte a la gente en «odiosos roedores». También la acusaba de falta de compasión. Sus comentarios fueron recogidos en una entrevista concedida a la revista de música mensual del periódico Observer, publicada el 12 de noviembre.

Las críticas de la vieja estrella del pop tuvieron como base la forma en que la religión trata la homosexualidad. «Creo que la religión siempre ha intentado fomentar el odio hacia los gays», afirmaba.

Este punto de vista lo comparten otros muchos. En Estados Unidos, el programa de entrevistas de Rosie O'Donnell comparó el cristianismo al Islam radical. Su ataque, en un programa en octubre de difusión nacional, no fue bien recibido, según una nota de prensa del 13 de noviembre del Barna Group de California.

Una encuesta a nivel nacional llevada a cabo por esta organización descubrió que, aunque pocos norteamericanos desafiarían el derecho de O'Donnell a hacer este tipo de declaraciones, sólo unos pocos comparten sus puntos de vista.

Al otro lado del Pacífico, Pamela Bone, escribiendo en el periódico Australian el 15 de agosto, se regocijaba por los datos que, según ella, muestran que «en casi todas las democracias liberales prósperas, es fuerte el ateísmo».

Bone acusaba a la religión de ser «responsable directamente de incontables conflictos mundiales, que han dado como resultado las pérdida de millones de vidas humanas». La religión hoy todavía es un peligro, sostenía: «La verdad es que ahora es demasiado peligroso que se de a la religión el estatus especial que siempre ha tenido».

Bone añadía: «La mejor esperanza para un mundo menos religioso y así más seguro es que la religión - toda religión - se abra al examen racional y riguroso y a las críticas, y así, al ridículo».

En Canadá, el escritor Christopher Hitchens explicaba recientemente por qué «odia la religión», informaba el National Post el 18 de noviembre. Hablando en la Universidad de Toronto, Hitchens declaraba que odia el Islam porque exhibe un «horrible trío de odio a uno mismo, autosuficiencia y compasión por uno mismo», mientras hace un «culto a la muerte, al suicidio y al asesinato».

También odia al judaísmo, porque conduce al cristianismo. Su punto de vista negativo sobre el cristianismo es bien conocido, especialmente tras sus infames ataques contra la Madre Teresa de Calcuta en los años noventa.

Tras hacer públicos sus múltiples odios, Hitchens declaraba: «Estoy absolutamente convencido de que la principal fuente de odio en el mundo es la religión».

Libros antirreligiosos
Durante su conferencia en Toronto, Hitchens dio algunos detalles de su próximo libro, «Dios no es Grande». El libro, afirmaba, es «un juicio general contra la religión».

Los libros antirreligiosos están de moda estos días. El escritor norteamericano Sam Harris acaba de publicar una breve secuela (112 páginas) a su libro de 2004, «The End of Faith» (El Fin de la Fe). En una reciente presentación en la Biblioteca Pública de Nueva York, Harris condenaba al Dios del Antiguo Testamento, además de al del Nuevo Testamento, «comparando la historia de Jesús a un cuento de hadas», informaba el 26 de octubre el Washington Post.

Aprovechando la ocasión Harris también atacó el Corán, calificándolo de «manifiesto para la desunión religiosa».

Según el Washington Post, «The End of Faith» ha vendido más de 270.000 ejemplares. En su libro, Harris describía a la religión como «un matrimonio desesperado entre la esperanza y la ignorancia». También acusaba a la religión de promover la intolerancia. Pero su discurso no se limitaba a los grupos extremistas. «Uno de los temas centrales de este libro», declaraba Harris en el capítulo introductorio, «... es que los moderados religiosos son los mismos que portan un terrible dogma».

En un curioso uso de la terminología religiosa, Harris concluía el libro describiendo la fe como «la obra maestra del diablo». El libro también aboga por una campaña sostenida contra la religión, y la fe en general: «Debemos encontrar el camino a una época en la que la fe, sin evidencias, deshonre a cualquier persona que la mantenga».

El escritor británico Richard Dawkins también publicaba recientemente un libro denigrando a la religión, «The God Delusión» (La Desilusión de Dios). Dawkins es bien conocido por su hostilidad contra la religión. «El celebrado ateo y sumo sacerdote de la ciencia popular» es cómo lo describía una recensión del libro en el periódico Observer el 29 de octubre.

Dawkins no se limita a publicar. El Sunday Times informaba el 19 de noviembre de que planea crear una entidad sin ánimo de lucro que subvencione la publicación de materiales educativos para su distribución en las escuelas.

Su organización, según el artículo, intentará también desviar las donaciones de las manos de los «misioneros» y de las organizaciones de caridad de la Iglesia. Su fundación, que está en proceso de ser registrada en el Reino Unido y Estados Unidos, tendrá una base de datos de organizaciones de caridad libres de la «contaminación de la Iglesia».

El artículo del Times citaba la preocupación del clérigo anglicano, John Hall, deán de Westminster. Hall criticaba el proyecto como no basado en un argumento de peso.

Dawkins y otros críticos de la religión suelen recibir críticas por su visión superficial de la religión. Así lo expresaba recientemente el padre verbita Vincent Twomey, profesor retirado de teología moral en el St. Patrick's College de Maynooth, Irlanda. En fechas recientes tomó parte en un debate en la College Historical Society del Trinity College de Dublín, sobre el tema «Bloquea la Religión el Progreso».

«Dejando a un lado la crasa vulgaridad de algunos estudiantes oradores, lo que me chocó más fue la aparente ignorancia de muchos oradores sobre lo que constituye la religión en general y el catolicismo y el cristianismo en particular», observaba el padre Twomey escribiendo en el Irish Times el 13 de noviembre.

Muchas cosas que hoy en día se dan por logradas - la educación, los hospitales, la misma noción de persona, la distinción en lo sagrado y lo secular - deben su origen a la inspiración cristiana. «La amnesia cultural es una peligrosa enfermedad para cualquier sociedad», observaba.

Mostrar el tesoro
Aunque no se refería de forma específica a estos últimos ataques, Benedicto XVI tocó recientemente el tema de cómo se presenta a la religión como una fuerza negativa. «Con mucha frecuencia el testimonio de la Iglesia, que va contracorriente, es mal interpretado, como algo retrasado y negativo en la sociedad actual», comentaba el 28 de octubre a los obispos irlandeses en visita «ad limina» al Vaticano.

Lo que la Iglesia necesita hacer en estas circunstancias, recomendaba el Papa es actuar como el hombre sabio que saca de sus arcas «lo nuevo y lo viejo» (Mateo 13:52). De esta forma cada fiel será capaz de discernir lo que la sociedad de hoy le ofrece. «Ayudadle a reconocer la incapacidad de la cultura secular y materialista de dar satisfacción y alegría auténticas», continuaba el Santo Padre. «Sed audaces hablándole de la alegría que implica seguir a Cristo y vivir de acuerdo con sus mandamientos».

Además, aunque es necesario que los obispos adviertan contra los males que nos rodean, «debemos corregir la idea de que el catolicismo no es más que 'una serie de prohibiciones'», indicaba Benedicto XVI. Para lograrlo se debe formular la enseñanza de la Iglesia de forma que comunique «la fuerza liberadora del Evangelio».

El Evangelio es bueno para la sociedad, sostenía el Papa en su discurso del 28 de septiembre al nuevo embajador alemán ante la Santa Sede. Comentando la favorable acogida del pueblo alemán en su visita pastoral reciente, Benedicto XVI observaba: «Cuando la sociedad crece y las personas se fortalecen en el bien gracias al mensaje de fe, también se beneficia la convivencia social y los ciudadanos incrementan su disponibilidad para asumir responsabilidades en beneficio del bien común».

La Iglesia no impone este mensaje, y de ahí que la fe exista en el contexto de la tolerancia. «La tolerancia nunca debe confundirse con la indiferencia, porque cualquier forma de indiferencia es radicalmente contraria al profundo interés cristiano por el hombre y por su salvación», apuntaba el pontífice.

Una aclaración para explicar que la Iglesia no se dejará intimidar por quienes esperan que guarde silencio.

Por el padre John Flynn
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Abrazo fraterno entre el Papa y el patriarca de Constantinopla
«Bendito el que viene en el nombre del Señor», afirma Bartolomé I

ESTAMBUL, miércoles, 29 noviembre 2006 (ZENIT.org).- «Querido hermano, bienvenido». Con estas palabras acogió el patriarca ecuménico Bartolomé I en la Sede de Constantinopla (hoy Estambul) a Benedicto XVI, en la tarde de este miércoles.

«Bendito el que viene en el nombre del Señor», añadió el patriarca, al final de una oración en la Iglesia patriarca de San Jorge.

«Doy las gracias al Señor por el don de este encuentro, lleno de buena voluntad y de significado eclesial», le respondió el Papa, quien en su discurso pronunciado en inglés dio un fuerte empuje al diálogo entre católicos y ortodoxos en búsqueda de la unidad.

El Santo Padre recordó los pasos que se han dado para superar este cisma, que hace un milenio separó al Oriente del Occidente cristianos.

En particular, recordó «la valiente decisión de remover la memoria de los anatemas de 1054» tomada por el Papa Pablo VI y por el Patriarca Ecuménico Atenágoras, en 1965. Recordó también la contribución ofrecida a este diálogo por el Papa Juan Pablo II y por el patriarca Demetrio I.

«¡Que sus nombres sean honrados y benditos!», reconoció.

«Que este encuentro refuerce nuestro mutuo afecto y renueve nuestro compromiso común para perseverar en el itinerario que lleva a la reconciliación y a la paz de las Iglesias», deseó el Papa.

La llegada del Papa estuvo acompañada por el repicar de las campanas del patriarcado. Ambos adoraron las reliquias de San Gregorio Nazianzeno y de San Juan Crisóstomo, antiguos patriarcas de esta sede, venerados como doctores de la Iglesia por Oriente y Occidente.

Tras la oración, el papa y el patriarca se encontraron en el patriarcado en un encuentro privado en el que afrontaron cuestiones que afectan a las relaciones entre católicos y ortodoxos, así como el diálogo interreligioso, y la paz en el mundo.

Según pudo escucharse, los diálogos espontáneos entre el Papa y el Patriarca tuvieron lugar en italiano, idioma que Bartolomé I habla con gran perfección, pues estudió teología en Roma.

Este jueves, el Santo Padre participará en la Divina Liturgia en la iglesia patriarcal de San Jorge, presidida por el patriarca ecuménico. Al final, Bartolomé I y Benedicto XVI firmarán una declaración conjunta.

Más tarde, visitará el Museo de Santa Sofía y a continuación la Mezquita Azul, la más bella y grande de esta ciudad.
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Benedicto XVI relanza ante Bartolomé I el diálogo sobre el ejercicio del ministerio del Papa
Renueva el compromiso para continuar por el camino hacia la unidad plena entre católicos y ortodoxos

ESTAMBUL, jueves, 30 de noviembre de 2006 (ZENIT.org).- Con el objetivo de superar uno de los obstáculos más importantes en el camino hacia la unidad plena entre católicos y ortodoxos, Benedicto XVI relanzó este jueves, ante el Patriarca Ecuménico de Constantinopla, Bartolomé I, el diálogo sobre el ejercicio del ministerio papal.

La propuesta del Papa resonó en la catedral de San Jorge en el Fanar, el antiguo barrio griego de Estambul donde se encuentra la sede del Patriarcado, al final de la Divina Liturgia de la fiesta de San Andrés, primer obispo de esta ciudad, celebrada por el Patriarca Ecuménico.

El Papa, quien rezó el Padrenuestro en griego, asistió en un puesto de honor sin poder concelebrar, a causa de la división entre las dos Iglesias que dura desde el cisma de 1054.

«Confesamos con gran tristeza que no podemos todavía celebrar los sacros misterios unidos y oramos por el día, en el cual se ha de realizar plenamente esta unión», reconoció Bartolomé I en la homilía.

Por su parte, el Papa explicó en el discurso que pronunció al final que su presencia pretendía «renovar nuestro compromiso de continuar juntos por el camino que lleva al restablecimiento --con la gracia de Dios-- de la plena comunión entre la Iglesia de Roma y la Iglesia de Constantinopla».

El Papa aseguró «que la Iglesia católica está dispuesta a hacer todo lo posible para superar los obstáculos y para buscar, junto con nuestros hermanos y hermanas ortodoxos, medios de cooperación pastoral cada vez más eficaces con ese fin».

El mismo pontífice reconoció que «desafortunadamente, la cuestión del servicio universal de Pedro y de sus sucesores ha dado lugar a nuestras diferencias de opinión, que confiamos en superar, gracias también al diálogo ecuménico recientemente reanudado».

La sesión plenaria de la Comisión Mixta Internacional para el Diálogo Teológico entre la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa en su conjunto se celebró en Belgrado (Serbia) del 18 al 25 de septiembre.

Fue un encuentro sumamente esperado, pues relanzó el diálogo oficial, que había quedado bloqueado desde la sesión plenaria celebrada en Baltimore (Estados Unidos), en julio de 2000.

Recordó que en su encíclica «Ut unum sint» (25 de mayo de 1995), el Papa Juan Pablo «invitó a emprender un diálogo fraterno para de encontrar formas de ejercicio del ministerio petrino hoy en día, respetando su naturaleza y esencia, de manera que pueda realizar un servicio de fe y de amor reconocido por unos y otros».

«Es mi deseo, en este día, evocar y renovar esta invitación», afirmó el pontífice.

Por su parte, el Patriarca Bartolomé I concluyó su homilía dando gracias a Dios por la presencia de Benedicto XVI en la Divina Liturgia.

«Saludamos, pues, en agradecimiento, esta presencia como una bendición de Dios y también como una expresión y demostración de la común voluntad de que sigamos inconmoviblemente, en espíritu de amor y de fidelidad hacia la verdad del Evangelio y de la común tradición de nuestros padres, la dirección hacia la reconstitución de la plena comunión de nuestras Iglesias, lo cual constituye su voluntad y su mandato», dijo.

Tras la Divina Liturgia, el Papa y el Patriarca Ecuménico salieron al balcón del palacio patriarcal para bendecir en latín y en griego a los fieles presentes. Entre los aplausos, el Patriarca elevó la mano del Papa, provocando una espontánea sonrisa en el obispo de Roma.

A continuación, firmaron una Declaración común en la que ambos representantes cristianos lanzan una invitación a la paz, y expresan la alegría de sentirse hermanos, renovando el compromiso para alcanzar la comunión plena.
ZS06113007

El Papa espera que su viaje a Turquía contribuya al diálogo con ortodoxos y musulmanes
Da gracias a las autoridades y a los ciudadanos por «su tradicional espíritu de hospitalidad»

CIUDAD DEL VATICANO, domingo, 3, diciembre 2006 (ZENIT.org).- Benedicto XVI espera que la «inolvidable experiencia» de su viaje a Turquía contribuya a profundizar en la colaboración y el diálogo con los cristianos ortodoxos y con los seguidores del islam.

El pontífice confesó su deseo al dirigirse este domingo a miles de fieles congregados en la plaza de San Pedro para participar en el primer Ángelus presidido por el Papa a su regreso de Estambul.

Hablando desde la ventana de su estudio, el Santo Padre dio ante todo «gracias al Señor» y a todas las personas del mundo que han rezado por el buen resultado de su peregrinación por tierras turcas, que tuvo lugar del 28 de noviembre al 1 de diciembre.

El Papa espera que de este viaje «surjan frutos de bien para una cooperación cada vez más sincera entre los discípulos de Cristo y para un diálogo fecundo con los creyentes musulmanes».

El obispo de Roma renovó su gratitud «a quienes han organizado el viaje y han contribuido de diferentes maneras a su desarrollo pacífico y fructuoso».

En particular, mencionó a «las autoridades de Turquía y al amigo pueblo turco, que me ha ofrecido una acogida digna de su tradicional espíritu de hospitalidad».

Asimismo, recordó «con afecto y reconocimiento a la querida comunidad católica que vive en tierras turcas» y que atraviesa «condiciones que con frecuencia no son fáciles».

«Verdaderamente es un pequeño rebaño, variado, rico de entusiasmo y de fe que por así decir vive constantemente y de manera intensa la experiencia del Adviento apoyado por la esperanza», reconoció.

Benedicto XVI ya había recordado este viaje a Turquía el sábado por la tarde en la homilía que pronunció en la Basílica de San Pedro del Vaticano durante las vísperas del primer domingo de Adviento.

«La paz es la meta a la cual aspira toda la humanidad --aseguró--. Para los creyentes paz es uno de los más bellos nombres de Dios, que quiere el entendimiento entre todos sus hijos, como he tenido ocasión de recordar en mi peregrinación de estos días pasados en Turquía».

Como el Papa anunció al rezar el Ángelus, el próximo miércoles ofrecerá un balance de su visita durante la semanal audiencia general a los peregrinos.
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El Papa confirma en su fe a la pequeña minoría católica en la Casa de María
Sentido litúrgico de la concelebración eucarística presidida por el Papa en Éfeso

EFESO, miércoles, 29, noviembre 2006 (ZENIT.org).- Una marcada connotación mariológica y eclesial ha caracterizado la celebración de la Eucaristía que ha presidido Benedicto XVI en Éfeso (Turquía).

Y es que allí se encuentra el santuario mariano nacional de Meryen Aria Evi o Casa de la Madre María.

En la ciudad turca, donde se celebró el Concilio del año 431 que proclamó la maternidad divina de María, vivió durante cierto tiempo --según una tradición piadosa-- la Virgen con el Apóstol Juan.

El santuario --explica la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice-- es punto de encuentro y de oración para cristianos y musulmanes que reconocen en María a la madre siempre virgen de Jesús elegida por Dios para el bien de la humanidad.

Pastoral, ecuménico y contexto de diálogo interreligioso: son los tres aspectos que caracterizan el viaje apostólico que Benedicto XVI está realizando en Turquía.

En el marco pastoral, el itinerario papal contempla a la Iglesia católica del país en sus diversas expresiones rituales (latina, armeno catolica, siro católica, caldea). Ésta constituye una pequeña minoría en el interior de un ámbito musulmán en su mayoría sunní.

Como explica un comunicado del arzobispo Piero Marini -al frente de la citada Oficina-, «en el presente momento histórico, que ha visto la aparición y afirmación de formas de intolerancia religiosa, el Papa Benedicto XVI, mediante el anuncio de la Palabra y la celebración de los Sacramentos, acude a confirmar a la comunidad católica de Turquía en la fidelidad a Cristo y en la esperanza en Él».

En este sentido, el programa del viaje papal incluye dos celebraciones eucarísticas con los fieles católicos de Turquía; la primera de ellas ha tenido lugar en Éfeso.

El libro litúrgico que ha preparado la Oficina de las Celebraciones Litúrgicas del Sumo Pontífice para estos encuentros con las comunidades católicas apunta la marcada connotación mariológica y eclesial de la celebración eucarística junto a la Casa de la Madre María.

El formulario de la Misa fue el propio de la Santísima Virgen María. Los textos y las lecturas bíblicas en particular han subrayado el misterio de la maternidad de María en referencia a su presencia, junto al Apóstol Juan, bajo la Cruz del Señor.

Y es que las palabras de Jesús en la Cruz: «Ahí tienes a tu hijo... Ahí tienes a tu Madre» (Jn 19,26-27) las acogió la Iglesia como un testamento especial en el que Cristo confiaba a la Virgen María a todos los discípulos como hijos, y a los discípulos les entregaba a su Madre.

En la celebración se utilizaron, además del latín, el turco, el italiano, el francés, el inglés y el alemán.

La segunda celebración eucarística presidida por el Papa tendrá lugar el 1 de diciembre en Estambul, en la Iglesia catedral del Espíritu Santo.
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Bartolomé I: Una visita histórica para el camino ecuménico
El patriarca anuncia que ha presentado una propuesta sorpresa al Papa

ESTAMBUL, viernes, 1 diciembre 2006 (ZENIT.org).- La visita de Benedicto XVI al Patriarcado Ecuménico de Constantinopla «tiene un valor incalculable en el proceso de reconciliación», considera Su Beatitud Bartolomé I.

En esta entrevista concedida al diario católico italiano «Avvenire», el Patriarca anuncia que ha hecho una propuesta sorpresa de carácter ecuménico que el Papa ha acogido positivamente y sobre la que debería dar una respuesta oficial.

--¿Qué nos puede decir de esta jornada?

--Bartolomé I: Ante todo, tengo que afirmar que doy verdaderamente las gracias a Su Santidad por la visita que ha querido hacernos en el día de la fiesta de san Andrés. Es un paso adelante verdaderamente muy significativo en nuestras relaciones, y realizado en el marco de un viaje que ha dado, en su conjunto, una contribución que me parece verdaderamente importante al diálogo interreligioso.

--Usted y el Papa se han visto cara a cara en varios momentos lejos de las cámaras y de los periodistas. ¿Qué se han dicho?

--Bartolomé I: Su Santidad mostró su benevolencia hacia el patriarcado y hacia sus problemas, por este motivo le estamos verdaderamente agradecidos. Ha sido una oportunidad para conocernos todavía mejor, también con los cardenales de su séquito, con quienes me parece que hemos hecho una buena amistad, y esto también me parece muy importante.

Verdaderamente se puede decir que este jueves vivimos una jornada histórica, bajo muchos aspectos. Histórica para el diálogo ecuménico y, como vimos por la tarde, histórica para la relación entre las culturas y las religiones. Y, obviamente, por todo esto, es también histórica para nuestro país.

--Los discursos y la declaración común que habéis firmado son «elevados» y comprometedores. ¿Han hablado también del futuro?

--Bartolomé I: En este sentido puedo decir que he hablado con Su Santidad de algo, algo que podríamos hacer. Le he presentado una propuesta que ahora no puedo anticipar, pues esperamos una respuesta oficial; pero puedo decir que Su Santidad se ha mostrado muy interesado y que la ha acogido favorablemente.

Esperamos que pueda realizarse pues se mueve en dirección de ese progreso ecuménico que, como hemos afirmado y escrito en la declaración común, ambos estamos determinados a perseguir.

--¿Por qué tienen esta determinación?

--Bartolomé I: La unidad es una responsabilidad preciosa, pero al mismo tiempo una responsabilidad difícil que hay que asumir si no es compartida entre los hermanos. La historia del último milenio es un doloroso «recuerdo» de esta realidad. Estamos profundamente convencidos de que la visita de Benedicto XVI tiene un valor incalculable en este proceso de reconciliación, pues además ha tenido lugar en un momento tan difícil y en circunstancias muy delicadas. Sin duda, con la ayuda de Dios nos ofrece la oportunidad para dar un paso adelante beneficioso en el proceso de reconciliación entre nuestras Iglesias. Y quizá, con la ayuda de Dios, nos ofrecerá la oportunidad para superar algunas de las barreras de incomprensión entre los creyentes de diferentes religiones, en particular entre cristianos y musulmanes.

--Usted antes mencionó también la importancia de todo esto para Turquía. ¿Por qué?

--Bartolomé I: Al encontrarse en el cruce entre Europa y Asia, esta ciudad y esta Iglesia detentan una posición verdaderamente única para favorecer un encuentro entre las civilizaciones modernas. Estambul, en cierto sentido, es el lugar perfecto para convertirse en un centro permanente de diálogo entre los diferentes credos y culturas.
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