miércoles, octubre 13, 2010

El peor enemigo del Gobierno, Editorial del Panamá América, Octubre 13 , 2010


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No es verdad que los partidos de oposición sean enemigos del Gobierno. A lo sumo son competidores al momento en que los ciudadanos ejercen su derecho al voto.

Tampoco es cierto que las organizaciones no gubernamentales, que con mucho esfuerzo dan vida a la sociedad civil, hayan cruzado espadas con los órganos del Estado. Estas organizaciones son tan pocas y tan débiles, y son tan limitados los recursos que mueven, si los comparamos con los que usan las autoridades, que, francamente, no están en capacidad de sostener una relación de enemistad con nadie, aunque se lo propusieran.

Que no haya malos entendidos: la superioridad del Gobierno es aplastante en todo sentido, si se trata de medir fuerzas con la sociedad civil, que solo vive de la razonabilidad y credibilidad de sus opiniones.

Habría que considerar de modo aparte a los medios de comunicación, pues su labor contribuye a la vida pública de una sociedad. Las empresas de información y los periodistas desempeñan un rol importante en la democracia, que tiene más de árbitro que de contendor, excepto cuando la tiranía es el único recurso que le queda a quien mal representa al Estado. El periodismo probo es enemigo de las dictaduras, pero no de los malos gobernantes.

En nuestro medio, la Iglesia católica ha estado libre de radicalismos, al igual que otras iglesias. ¿Quién podría ser en las actuales circunstancias el peor enemigo del Gobierno?

No cabe otra respuesta que no sea el Gobierno mismo. Su fracaso podría ser el resultado de sus propios errores y de su falta de visión.

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